EL GRITO
Silencio.
Señorea un silencio
de plomo.
Sólo podemos llorar en silencio.
Son lágrimas mudas
en un paisaje muerto:
nos han matado el grito,
ya sólo queda espanto:
un horror callado
lacera mis entrañas rotas
con cuchillos taciturnos.
Hemos quedado mudos,
todos,
esperando el trueno liberador
que arroje,
como un vómito,
todo el dolor,
todo el horror de la vida
a la faz silente del cielo.
¿Por qué?.
¿Cómo liberarnos del furor tenso
y del terror?.
¿Cómo moriremos los locos?.
¿Cómo aullarán los estuprados
por el desengaño?.
¿Cómo expulsarán su miedo
incontenible
los hambrientos,
y los desnudos,
y los sedientos de amor?.
El mundo ha quedado mudo
en un aire suspendido
donde sólo queda horror
esbozado,
una atrofia de pavor
paralizado...
en una noche insonora,
sin piedad,
como una madre oscura
sin sones,
sin ecos,
sin rumores;
sin la música restallante
de entrañas crispadas,
torturadas, rotas.
Nos han quitado el grito,
y todo ha quedado muerto,
inerte.
Sólo unos ojos de espanto
nos queda
para sentir el pavor del mundo,
congelados, quietos,
en su visión infinita
de angustia y miedo.
Nos han quitado el grito,
y nos han arrebatado
la vida...
y la muerte.
Nos han quitado el grito
y sólo nos queda dolor mudo,
terror silente,
pesadilla de gargantas muertas.
Señorea un silencio
de plomo.
Sólo podemos llorar en silencio.
Son lágrimas mudas
en un paisaje muerto:
nos han matado el grito,
ya sólo queda espanto:
un horror callado
lacera mis entrañas rotas
con cuchillos taciturnos.
Hemos quedado mudos,
todos,
esperando el trueno liberador
que arroje,
como un vómito,
todo el dolor,
todo el horror de la vida
a la faz silente del cielo.
¿Por qué?.
¿Cómo liberarnos del furor tenso
y del terror?.
¿Cómo moriremos los locos?.
¿Cómo aullarán los estuprados
por el desengaño?.
¿Cómo expulsarán su miedo
incontenible
los hambrientos,
y los desnudos,
y los sedientos de amor?.
El mundo ha quedado mudo
en un aire suspendido
donde sólo queda horror
esbozado,
una atrofia de pavor
paralizado...
en una noche insonora,
sin piedad,
como una madre oscura
sin sones,
sin ecos,
sin rumores;
sin la música restallante
de entrañas crispadas,
torturadas, rotas.
Nos han quitado el grito,
y todo ha quedado muerto,
inerte.
Sólo unos ojos de espanto
nos queda
para sentir el pavor del mundo,
congelados, quietos,
en su visión infinita
de angustia y miedo.
Nos han quitado el grito,
y nos han arrebatado
la vida...
y la muerte.
Nos han quitado el grito
y sólo nos queda dolor mudo,
terror silente,
pesadilla de gargantas muertas.
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cristal morales -